Ayer se celebraba el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y, con motivo de esta jornada, analizamos cuál es el papel de la mujer en el mundo de las empresas. A pesar de que en los últimos años se ha avanzado mucho en materia de igualdad, parece que todavía queda mucho trabajo por hacer.
Uno de los datos del que más se han hecho eco los medios de comunicación estos días ha sido el de la brecha salarial de género, que indica que las mujeres cobraron cerca de un 20% menos que los hombres, algo que supone un incremento de esta desigualdad con respecto a los datos del año pasado. En esta línea, también hemos podido saber que las mujeres sólo ocupan uno de cada tres puestos de dirección, por lo que sigue siendo más complicado para ellas ascender en su carrera. Estas desigualdades pueden encontrar explicación en algunos hechos, como la dificultad para conciliar la vida laboral y la familiar – cuyo peso sigue recayendo, en mayor medida, sobre las mujeres –.
Sin embargo, las mujeres – que obtienen mejores resultados en los estudios y, además, suelen tener una mayor formación – siguen luchando por hacerse un hueco laboral y, cada vez más, acaban optando por emprender y convertirse en sus propias jefas. Aunque en el sector de las nuevas tecnologías la presencia femenina es minoritaria – que cuenta con un 25% de trabajadoras y sólo un 10% de los directivos de grandes empresas tecnológicas son mujeres – y siguen siendo también minoría en las carreras técnicas, parece que progresivamente las fronteras imaginarias entre estudios ‘masculinos’ – ingenierías, principalmente – o ‘femeninos’ – educación, humanidades – se van diluyendo.
Emprender es una tarea compleja, más si es necesario conciliar la vida familiar con la laboral, especialmente en los primeros meses, cuando una startup requiere la mayor dedicación hasta que logra despegar, pero cada vez vemos a más mujeres lográndolo. Hay muchos motivos para emprender – el 41% de las mujeres lo hicieron por falta de salidas profesionales – pero, sea cual sea el motivo, los datos muestran que las mujeres ya emprenden más que los hombres en España lo que, sin duda, las convierte en un motor importante para la recuperación económica del país.
Si bien las cifras en materia de igualdad salarial todavía dejan mucho que desear, parece que las mujeres comienzan a tomar el poder y a luchar por alcanzar sus metas profesionales sobreponiéndose a todas las dificultades.
