Las nuevas generaciones cada vez están más familiarizadas con las nuevas tecnologías, ya que han crecido ya con ellas como una importante parte de sus vidas. Un estudio del Einstein Medical Center Philadelphia destaca la importancia de que los más pequeños aprendan a relacionarse con smartphones y tablets antes de saber andar.
Según este estudio, los niños más pequeños, a partir de los seis meses, reconocen este tipo de dispositivos y pueden permanecer ante la pantalla hasta treinta minutos. Muchos padres hacen uso de estos aparatos para mantener entretenidos a sus hijos mientras ellos hacen recados o tareas del hogar. Un cuarto de los niños estudiados podían hacer llamadas, mientras que más de la mitad de ellos veía la televisión en dispositivos móviles, usaba aplicaciones o interactuaba con la pantalla.
A partir de la edad de un año, el 14% de los niños pasaban hasta una hora al día utilizando smartphones y tablets, un porcentaje que se eleva al 26% a los dos años y al 38% a los cuatro. Acerca de estos resultados, los expertos recomiendan un control de las funciones que se utilizan, así como limitar el uso de estos dispositivos, ya que el entretenimiento sedentario puede tener un impacto negativo en el desarrollo de los más pequeños.
Además, es recomendable que los niños consuman contenido educativo, con un tiempo limitado de uso y cuenten con la supervisión y participación de adultos en el desarrollo de estas actividades. Al tratarse de tecnologías tan recientes, todavía resulta complicado definir cuáles son los beneficios cognitivos que los niños pueden extraer del uso de dispositivos móviles, aunque los resultados apuntan a que puede promover el aprendizaje de nuevo vocabulario.
La familiaridad de los más pequeños con las nuevas tecnologías puede revolucionar el aprendizaje en los años más tempranos e incluso condicionar los métodos de enseñanza que se aplican actualmente durante los primeros años de vida.
Las consecuencias de que los más pequeños se relacionen con dispositivos móviles como juguetes y aprendan a interactuar con ellos y a concebirlos como una herramienta imprescindible, aunque no son todavía algo concreto, pueden determinar el comportamiento de las nuevas generaciones, desde sus mecanismos de interacción en la sociedad hasta sus hábitos de compra o sus preferencias de ocio.